Bueno, bueno, bueno, se acerca el
día de la gran calçotada, la calçotada popular. Como ya habíamos comentado, la
anterior era la puesta a punto, la preparación, el entrenamiento, pero ahora
viene la prueba de fuego: preparar una calçotada para un gran número de
personas (o eso es lo que tenemos previsto) y que nadie muera en el intento.
Los invitados (y afortunados)
irán siendo informados para que confirmen su asistencia y por si alguna persona
intrépida se anima a ello, puede traer ese día su propia salsa romesco para
compartir y deleitar al personal. La receta la podemos encontrar en numerosos
blogs de cocina o navegando por internet, pero por si la pereza nos atrapa,
aquí os dejamos la receta de la última salsa romesco que preparamos. Por
supuesto, en cada casa se hará la salsa de una manera, pero esta es la nuestra,
y debo decir que quedó muy rica. Así que animamos a todas las personas que
quieran a que se lancen a prepararla, que es muy sencillita, pero lo que sí se
necesita en un poco de tiempo. Ahí va…
Ingredientes:
1 vaso de aceite de oliva virgen
¼ de vaso de vinagre de vino
1 rebanada de pan torrado
Un puñado de avellanas
Un puñado de nueces peladas
Un puñado de almendras peladas
Una cabeza de ajo
4-5 tomates pera
Pimentón dulce
1 pimiento choricero o ñora (cómo máximo)
Preparación:
Ponemos en remojo con agua
caliente el pimiento choricero o ñora y lo dejamos 3 horas para que se ablande
y rehidrate.
A la cabeza de ajo le cortamos la parte de arriba, la del rabito, junto con medio centímetro de los dientes, y la envolvemos en
papel de aluminio y la asamos en el horno a 180º durante 30 minutos
aproximadamente. Al mismo tiempo, metemos los tomates en el horno para
asarlos (haciéndoles un pequeño corte en la piel para pelarlos después), y así, a cuando saquemos la cabeza de ajos sacaremos también los
tomates. Quitar el papel de aluminio a los ajos y pelarlos. Nos quedará una
pasta de ajo asado que reservaremos para luego. Con los tomates hacemos lo
mismo, los pelamos y les quitamos todas las pepitas, dejando sólo la carne del
tomate.
En una sartén con unas gotitas de
aceite (o sin aceite) asamos los frutos secos por separado: las almendras, las
nueces y las avellanas. Las reservamos por separado también.
Ahora ya toca la mezcla de
ingredientes, y esto puede dar como resultado salsas con diferentes matices,
dependiendo de la cantidad de uno u otro ingrediente que pongamos. Si nos gusta
que sepa más a frutos secos, añadiremos más de estos, o si nos gusta que tenga
un gusto a ajo más intenso, pondremos un poco más de la pasta de ajos. Incluso
podemos usar diferentes tipos de vinagre (de manzana, de vino, balsámico)
En el vaso de la batidora echamos
un vaso de aceite, el cuarto de vaso de vinagre, la rebanada de pan muy
tostadito en trozos, un puñadito de nueces, otro de almendras y algo menos de
avellanas, una cucharada de la pasta de ajos asados, un poco de pimentón dulce
(o picante, eso al gusto), los tomates asados, ya pelados y sin pepitas, y
medio o un pimiento choricero, o ñora, bien remojado y sin pepitas. Batimos y,
como todo, depende del gusto de cada cual, a mí me gusta que se noten los
trocitos de frutos secos, así que no lo tengo mucho rato en la batidora, pero
si se prefiere que quede una textura más fina, pues es cuestión de batir
durante más rato.
La verdad es que esta salsa está
rica con calçots o con cualquier verdura asada, también con carnes a la brasa o
al horno. Es muy versátil y como a nosotros nos sobró de la última vez, la
congelé y debo decir que sigue estando muy buena después de descongelarla. ¿Quién se anima a prepararla?